La Geografía, una ciencia básica para comprender nuestro mundo
Por Juan Ignacio Plaza Gutiérrez Javier Martín Vide
30/08/2025 – 05:00
Como ocurre con las disciplinas más antiguas, cualquier ciudadano tiene una idea aproximada, que no real, de lo que es la Geografía. Tal idea enlaza la mayoría de las veces con los concursos televisivos de ‘conocimientos’, donde nunca faltan las preguntas sobre accidentes geográficos, capitales de estado y su localización.
La Geografía, académica y profesional, se desprendió hace ya tiempo del sambenito de la memorización de las listas de topónimos y derivados. Hoy en día, sin renunciar a esa utilidad, pues parece absurdo querer gestionar, ordenar y planificar el territorio sin nominarlo y sin resaltar sus singularidades, ofrece una visión integrada y explicativa del planeta en su realidad territorial.
En un mundo complejo que vive un cambio acelerado e incierto, la Geografía nos sirve para explicar la realidad a diferentes escalas, desde la global a la local. Una explicación integral y comprensiva, considerando el medio natural, los fenómenos físicos y el paisaje; los asentamientos humanos y las dinámicas poblacionales; la diversidad de actividades económicas que desarrollan y entrelazan las regiones, así como las formas de uso y ocupación del espacio; los agentes políticos y económicos que favorecen o limitan una determinada articulación territorial, etc.

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Y todo ello, desde el barrio y la ciudad hasta el país, el continente y el conjunto del planeta. Cualquier otra explicación que no contemple las interrelaciones, a muy distintos niveles, de los elementos citados será incompleta y pobre en sus argumentos. ¿Cómo explicar, por ejemplo, los procesos del cambio global, incluyendo el cambio climático, sin esa visión integradora? Las aproximaciones socioambientales o ecosociales, esencialmente geográficas, de la cambiante realidad actual son las que completan y organizan el rompecabezas del mundo actual. Ese es uno de los principales valores de la Geografía, una ciencia a caballo de las ciencias de la tierra y las ciencias sociales, una disciplina del territorio e integradora.
Si reparamos en el cambio climático, éste no solo es un reto mayúsculo de carácter ambiental, sino que, en su origen, es un problema del actual modelo económico, consumista y derrochador y, en particular, de nuestro modelo energético, basado todavía en un porcentaje elevado en los combustibles fósiles. Todo ello proyecta asimismo una derivada geoeconómica y geopolítica en función de la localización, disponibilidad e intercambio de recursos naturales entre distintas zonas y países del mundo.
Pero, además, es también un asunto de equidad y justicia social, porque los países pobres y las comunidades pobres de los países ricos están sufriendo con mayor intensidad los efectos negativos del cambio climático. Finalmente, es también un problema de salud, por las consecuencias del exceso de calor o del aumento de la intensidad y frecuencia de los extremos meteorológicos.
La Geografía tiene, además, otra virtud: la de hacernos partícipes de proyectos ciudadanos comunes con una componente histórica. De sentirnos pertenecientes a una comunidad, ya sea la de nuestra propia ciudad, comunidad autónoma, estado o el resto de estructuras supranacionales. O simplemente, y nada menos, que la de sentirnos ciudadanos del mundo, más abiertos. A través de la Geografía podemos conocer otros países y otras gentes, y eso nos hace no solo más cultos, sino menos excluyentes, más solidarios con los vecinos y con el planeta en su conjunto.
La Geografía tiene un lenguaje que facilita todo lo anterior: la cartografía, los mapas, que nos sitúan en el mundo y nos orientan, hoy al alcance de cualquiera que disponga de un teléfono móvil en las aplicaciones de geolocalización. Se ha dicho que cada ciencia tiene su lenguaje, como el matemático, el jurídico, etc. Unos lenguajes a menudo de alcance limitado para quienes no tienen formación en dichas ciencias, debido a sus códigos formales y gramaticales, sus signos y especificidades.
Los mapas constituyen desde la antigüedad un lenguaje universal, que expresa una de las principales capacidades humanas: la orientación. Y todo ello mediante un lenguaje visual, diáfano e inteligible. Mapas e imágenes de satélite construidos actualmente con las tecnologías más avanzadas, como los Sistemas de Información Geográfica (SIG). El entendimiento de los conflictos y problemas que entrecruzan los cinco continentes en este primer cuarto de siglo se vale de la Geografía como materia que facilita el conocimiento y comprensión de tales fracturas territoriales. Sus análisis ayudan a explicar la dinámica y evolución geopolíticas en distintos territorios del planeta.

Por todo lo anterior, si queremos entender y explicar el complejo mundo actual y, al tiempo, sentirnos participes de colectividades no excluyentes, es necesario integrar la Geografía en los niveles de enseñanza obligatorios para garantizar una ciudadanía culta y solidaria. Se trata de una ciencia útil, necesaria para comprender más y mejor el mundo en que vivimos y contribuir a su mejora haciéndolo más armónico y equitativo. Una ciencia que aporta el conocimiento necesario para hacer frente a los desafíos, riesgos y problemas, tanto sociales como ambientales, a los que nos enfrentamos.
Juan Ignacio Plaza Gutiérrez es Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Salamanca
Javier Martín Vide es Catedrático emérito de Geografía Física de la Universidad de Barcelona